La salud es un ámbito regulado, sensible y a veces tabú. Abordar algunos temas resulta sensible o complejo. Las campañas de prevención también deben lidiar con públicos variados, a menudo poco receptivos.
Para captar la atención en el marco de las campañas de prevención, apostar por formatos originales e interactivos puede marcar la diferencia. Utilizado con buen criterio, el juego es una herramienta poderosa para informar, sensibilizar y movilizar. Facilita la transmisión de mensajes difíciles, refuerza la memorización y genera compromiso en temas que, de otro modo, son poco atractivos.
Este artículo explora las cuestiones de gamificación sanitaria. Analiza cómo esta palanca puede servir a la prevención, la educación terapéutica y la adhesión a comportamientos virtuosos. También compartimos consejos prácticos para laboratorios, mutuas, aseguradoras y start-ups de e-salud que deseen dinamizar su marketing y comunicarse mejor con sus públicos.
¿Se puede gamificar un tema tan sensible como la salud? La paradoja del juego
Asociar salud y juego puede parecer contradictorio. El primero evoca rigor, confidencialidad y cuestiones vitales. El segundo, ligereza, entretenimiento y ficción. Sin embargo, es precisamente porque sorprende que la gamificación funciona en la salud.
El juego capta la atención. Hace que los mensajes sean más accesibles y facilita la comprensión de conceptos complejos. Los formatos lúdicos como los Quiz, los Puzzles o los Concursos permiten también desdramatizar, sin minimizar.
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Colorado Denver, los serious games (cuyo objetivo principal no es el entretenimiento, sino el aprendizaje) aumentan la memorización en un 14 % en comparación con un método pasivo. De esta forma, la gamificación en salud favorece el anclaje a través de la acción, la repetición y la recompensa. Transforma la información en una experiencia original y, por lo tanto, memorable.
La gamificación permite también llegar a un público difícil de sensibilizar: los jóvenes, por ejemplo. Menos informados sobre su salud, a menudo más expuestos a los riesgos, son poco receptivos a los mensajes clásicos. El juego puede hablar su idioma. También puede favorecer la adhesión a mensajes de prevención, ya sea sobre salud mental, adicciones o detección precoz (cribado).
Para resumir: el juego no sustituye a las campañas clásicas, sino que las complementa. Y en algunos casos, las refuerza.
Los serious games de e-salud: ¿qué formatos gamificados funcionan realmente?
El juego puede adaptarse totalmente al sector de la salud. Pero debe adaptarse a sus cuestiones específicas: fiabilidad de los mensajes, compromiso sin infantilizar, cumplimiento de las normas. Ciertos formatos, ya probados, permiten responder eficazmente a estas exigencias. Aquí hay tres mecánicas que están demostrando su valía en la práctica.
1. El Quiz para evaluar los conocimientos
El Quiz es un formato simple y directo que permite transmitir mensajes claros mientras se mide el nivel de conocimiento de los participantes. Se adapta a todos los temas, incluidos los más sensibles. En el ámbito sanitario, favorece la toma de conciencia sin emitir juicios, al hacer que la información sea interactiva y personalizada.
La asociación Sauvegarde du Nord utilizó esta mecánica en una campaña de prevención dedicada a los jóvenes. El quiz cubría varias temáticas: adicciones, sueño, seguridad vial, alimentación. El objetivo: movilizar a un público difícil de implicar y reforzar el impacto de los mensajes. La operación permitió calificar los conocimientos de los encuestados y orientar las futuras acciones sobre el terreno. Una estrategia útil para ajustar la comunicación a cada perfil.
2. La encuesta para recopilar datos pertinentes
La encuesta permite interrogar directamente a los usuarios sobre sus comportamientos de salud, sus expectativas y sus frenos. Proporciona datos valiosos para segmentar al público y, por lo tanto, afinar las futuras campañas de prevención dirigiéndose a cada usuario con mensajes más segmentados.
La iniciativa Wakamola, en España, utilizó una encuesta interactiva para recopilar información sobre la alimentación, la actividad física o el IMC. Las respuestas permitieron segmentar a los participantes según su perfil de salud y ofrecerles consejos adaptados. Un formato simple, eficaz y reproducible para reforzar la personalización de las acciones de sensibilización.
3. Los tests interactivos para sensibilizar
Los tests interactivos se basan en una narración atractiva. Al poner al usuario en situación, facilitan la identificación y refuerzan la memorización de los mensajes de prevención. Además, este formato capta la atención durante más tiempo que un contenido estático, permitiendo profundizar en temáticas complejas.
El serious game Take-Care, desarrollado por France Assos Santé, sensibiliza a los jóvenes de 16 a 25 años sobre sus derechos sanitarios. El usuario encarna en él Farid, un joven en busca de respuestas sobre su cobertura médica, el consentimiento a los cuidados o el secreto médico. A través de elecciones guionizadas, el test aborda temas complejos de forma concreta y pedagógica. Una estrategia eficaz para movilizar a un público joven y a menudo mal informado.
5 consejos para abordar las cuestiones
La gamificación puede reforzar el impacto de los mensajes de salud, a condición de respetar ciertos equilibrios. El objetivo no es divertir a toda costa, sino utilizar el juego como palanca pedagógica. Aquí hay cinco buenas prácticas para diseñar una campaña eficaz, atractiva y adaptada a las cuestiones del sector sanitario.
1. Encontrar el equilibrio adecuado entre el lado lúdico e informativo
La experiencia del usuario siempre debe servir al mensaje transmitido. En marketing sanitario, por lo tanto, hay que evitar que el aspecto lúdico prevalezca sobre la información esencial. Integrar contenidos claros, precisos y validados refuerza la credibilidad.
Cada elemento del juego debe apoyar la transmisión del mensaje, sin distracciones innecesarias. Por ejemplo, es aconsejable insertar explicaciones cortas después de cada etapa para consolidar los conocimientos de los participantes. El ritmo debe alternar momentos de compromiso lúdico y fases de aprendizaje. De esta manera, el juego capta la atención a la vez que facilita la memorización.
2. Respetar la deontología médica y el RGPD
Toda campaña de gamificación en salud debe respetar un marco estricto. Los mensajes difundidos deben cumplir con las recomendaciones médicas y estar validados por expertos. En cuanto a los datos, el RGPD impone la transparencia sobre su recopilación, su tratamiento y su conservación. Las respuestas también deben ser anonimizadas si el análisis estadístico no requiere identificación. En caso de recopilación nominativa, un consentimiento explícito es indispensable.
3. Elegir el formato de gamificación adecuado en función de los desafíos de la campaña
La elección del formato debe adaptarse a los objetivos y al público al que se dirige. Para sensibilizar sobre la detección precoz (cribado), un quiz interactivo permitirá evaluar los conocimientos al mismo tiempo que informa. Para la alimentación, una simulación o un juego de elección (como un Swiper por ejemplo) favorecerá la toma de conciencia del impacto de los comportamientos. Por su parte, la prevención solar se beneficiará de mecánicas simples como el Memory para atraer la atención y entregar mensajes de prevención o consejos rápidos.
4. Apostar por el cobranding para reforzar la credibilidad de su serious game de e-salud
El cobranding asocia a varios actores reconocidos, como laboratorios, asociaciones o fundaciones. Esta colaboración aporta un aval científico esencial a la credibilidad del serious game en e-salud. Tranquiliza a los usuarios sobre la fiabilidad de los contenidos y la rigurosidad de los mensajes. Además, facilita la difusión gracias a las redes asociadas. En marketing de la salud, esta legitimidad refuerza el impacto de las campañas y fomenta la adhesión del público.
5. Seguir un mix de KPI sanitarios y de marketing
Para evaluar una campaña gamificada en salud, es necesario combinar varios indicadores clave.
- La adhesión mide el número de participantes comprometidos.
- La progresión sigue el avance en el recorrido lúdico, dando fe del interés.
- El índice de conversión analiza el impacto en acciones concretas, como la solicitud de cita o la adhesión a una oferta de salud.
- Finalmente, los comportamientos offline (modificación de hábitos, consultas médicas) reflejan la eficacia real de la campaña en la salud.
Esta combinación de KPI permite ajustar la campaña y maximizar sus beneficios, tanto para la salud del público objetivo como para los beneficios estratégicos del actor que la difunde (notoriedad, confianza, compromiso, etc.).
Por lo tanto, la gamificación es una potente palanca para maximizar el impacto de las campañas de marketing en salud. Capta la atención, facilita el acceso a temáticas complejas y atrae a públicos a menudo poco receptivos. Descubra nuestras mecánicas lúdicas y cree fácilmente su serious game de e-salud asegurándose de respetar las exigencias reglamentarias de su sector.







